VOLVIENDO AL MAR CON LA BOCA ABIERTA
hay una edad de animales en calma
que hacen de los brotes
tiernas llamas
allí donde tu boca
dibuja una flor vencida
por la velocidad brutal
de un párpado insaciable
que deja intacta la memoria de los peces.
Tiembla la espesura de mayo
entre el algodón planchado
del porvenir
y las cigüeñas perpetuas
de los campos góticos
¡Qué fatiga locuaz, la de tus ojos!
guardando los rebaños
de los días felices
los basureros humeantes como sagrados volcanes
son doradas áreas
de aves marinas
que despedaza el cielo
hasta hacer del horizonte
un pez descorazonado
¡Cómo se tumban las tardes
a tus pies!
Haciendo de tu voz un regazo sembrado
en el que el pan del recuerdo
es un presente
recién hecho
Nos confunde el olor
de los labios arados
nadie echa de menos
la infancia incalculable
que los caminos y sus árboles
cazaban
¡benditas mariposas
de nuestro corazón cansado!