Elijo una vida tranquila,
un apretón de manos de monóxido de carbono.
Susurraba esa canción sutilmente
Mi mente solo divaga… me acusan de haber matado a dios.
Los ojos gritan, las pupilas callan.
Esa canción de “la muñeca fea” , fálicos sueños que me avasallan.
Nirvana y Estigia que ata y me circunda,
Alma y humanidad en lucha se hallan
inminente caos, muerte rotunda.
si el cuerpo rige, es la decisión clara,
más si el alma fuera quien decidiere y
a la muerte en vida te condenara….
Un dios te bendiga se oye a lo lejos, son palabras al viento quizá.
Te ves tan cansado e infeliz
Este es mi último exabrupto,
mi último dolor de estómago.
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