miércoles, 14 de enero de 2009

Rareza numero veinte

Siempre inicio al encender un cigarro
Al comenzar prefiero con las manos dosificar la espera
Recitándome viejos versos para sorprender a los bohemios
Pero complaciendo al espectador, no amargo el contenido..
No compadezco líneas sin motivo, ni amantes sin sabor
Cada cuanto la escena me contempla sin avisarme
Entonces me volteo.. para que mi angustia no venga a molestarle

Cuando el pelo se despeina al moverse con la envidia.
De esas vidas sin dolencias, de esas sonrisas sin verdad
Entonces cada tono en el tornasol me sofistica el miedo a la vida
No veo intimidades por no querer hundirme en banalidades.
Me quedare desaparecido con tatuajes en las orejas..
Mejor no oír.. a procrastinar mis afamadas rarezas
Siempre acabo al apagar mi zozobra en el cenicero..

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