apacentando luz sin prisa,
ociosidad de nubes,
reclamos hinchados de cercanía
Es como si la hierba
se tumbara a lo ancho de su mirada
como si la certeza y la duda
comulgaran en su silencio
Una armonía desatada
ordena como si del cielo
sus adorables criaturas.
Es su presencia firme y frágil
la que rima el dorso
de este poema.
Yo me sumo y me lleno de música.
Y se la beso muy despacito.
(para Clara, en su aniversario inagotable)
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