Maldito cielo estampado
de pajaros muertos
reventados animales contra los ojos
y los ojos partidos
por la robusta maldad de la usura
labios reventados contra el silencio
silencio cosido a la boca de las ratas
con la boca de los dientes mellados
y podrida la lengua de la madre y podrida
la leche saqueada que nutre hedionda
tu alegría de cadáver imparable
Añicos y jirones entre las uñas de dios
de tu puto dios cinematográfico
de tu fabuloso dios intercambiable
Maldito cielo raído por la furia
y que solo la rabia lava para una luna tranquila
que deja insomne a la madre de las fieras
a los cachorros de la sangre
a las generosas piedras que cantan
en el lecho de un rió de carne y hueso
que tu odio seca hasta acuñar miseria
Insoportable este peso de horror
que es tu amurallada oración del sábado
cuando inviertes oro de las muelas del alma
en niñas decapitadas como cuentos
numismático terror el que acumulas
en esa titánica pantalla de sangre
donde los asesinos chatean con sus victimas
abiertas como los bosques
a la canal hambrienta de piedad
de un insaciable corazon de leche, negra, negra
asi tus certeros tajos en el negocio de la muerte
donde la máxima rentabilidad es la miseria
Maldito sea este cielo de astillas
que con parsimoniosa astucia
incrustas entre los parpados del alba.
Bajo los pies de los arboles espantados
nuestros cadáveres cocinan manjares
para el día de tu imposible regreso
para el día en que las palabras tengan
la paciencia
de una bala
sin balas como es el pan de las mujeres
y las manos en rama
de todas ellas que impiden la disolución del mundo
inventando peces en las charcas de los besos
y todo armado hasta los dientes
como un cuento sin tus terribles oraciones.
Y COMERÁS EL CADÁVER DEL MIEDO
CON EL SUDOR DE TU ODIO
