martes, 21 de octubre de 2008

Cafés sin esperanza

Cafés sin esperanza

OH querida niña, como un beso,
que profanó dentro de mi carne,
divagaste en lágrimas por la tarde
que se hundieron en las mejillas.

Te llevaste mi reflejo del agua
con tus ojos vírgenes y ciegos,
intentaste conciliar el sueño
y hallaste el sopor en mis brazos.

Eche un vistazo en tu mente;
el hallazgo fue perfecto,
más valioso que un tesoro,
era el amor que reposaba en ti.

Supe que no debía compartirlo,
podía ser feliz toda mi vida;
cuando tus ojos cafés brillaron
murió la noche y yo con ella.

2 comentarios:

Daniel dijo...

"murió la noche y yo con ella."

u.u

Saludos.

Questioner dijo...

Buen poema viejo...