sábado, 5 de enero de 2008

La Pequeña Cosa Verdosa



Un día, quizás hace no mucho tiempo, existió, un ser formidable
Capaz de rodar y volar, de caer y correr, todo de una forma envidiable
Solo quizás, poseía un defecto atroz, que lo dejo solitario eternamente
El a diferencia de sus congénitos, tenia algo verde en el pecho, algo diferente

Tenia una pequeña cosa verde, que le hacia sentir cosas, que a los demás no
Todos lo miraban con extrañes, cada tanto la expresión de su rostro cambiaba
Causaba asco a cualquiera que en el su ojo clavaba y solo el circo lo aclamaba
Aquella rareza, aunque muy horrenda, era suya, solo suya y nadie mas quería uno

El decía nombrar, un “sentimiento”, cuatro letras, cuya pronunciación desconozco
El lo explicaba de una manera que los grises rastreros entendieran, por exacto
Gritaba la primera vocal, con un tremendo “Ahhh” de frustración al tacto
Después gemía cual bisonte con un lago y pronunciado “mmm”, cual loco

Para ese entonces, la mayoría de la gente comenzaba a apedrearle, a gritarle
Parecía no importarle, pues decidido a expresar su idea, aunque nadie le escuchase
Acto seguido, abría por completo la boca, como queriendo dar un gran mordisco
El forastero sonido, enfureció a la multitud, que comenzaba a rasguñarle

Lo demás, de la pequeña cosa verde, la ultima parte de esa perplejidad
Ni yo entiendo, como le dio fuerzas, para aguantar la ira de la horrible sociedad
Al final, solo el silencio, la el riñón verdoso, comenzó a sonar cual motor de tractor
Un larguísimo “rrrrr”, que me pareció mas a un dulce gato dormido, pero delator

La gente de la nada, dejo de fracturarlo de embarrarlo en el asfalto
De devorar sus intestinos y de aplastarle los sesos por un rato
Comenzaron a imitar aquella serie de letras, una tras otras sin adelanto
Todos al unísono y el mundo de grisáceo a verde fosforescente cambio de inmediato

No entiendo, como se puede hablar de amor, no entiendo esas cuatro letras
Y aunque la gente seguía repitiendo aquel funesto soneto de poesía y rimas
A ninguno le nació nunca una pequeña cosa verde detrás de las sonrisas
Solo aquel, que cual maniaco fue desplazado se le atribuye esas esencias

El que lo sintió todo y fue rebanado
Al cual no le creyeron y fue abandonado
El pueblo, nunca admitió su error tan marcado
Prefería ignorarlo, pues su historia había acabado
Quizás una mano, quizás unos cuantos dedos hayan sobrado
De eso vive aquel niño despeinado, que lamentablemente se ha enamorado
Basta de letras, por un rato, que si seguís leyendo
Probablemente te nazca en el pecho, una pequeña cosa verde, en un día nublado


Fin..
Le fínale
The end..




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