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sábado, 3 de noviembre de 2007

Sensación

Se abre un nuevo telón entre la furia y la ansiedad
Se levantan los comensales, que impiden la levedad
Se fue, tan sincero, como cada trozo de pastel
Se perdió tan grotesco, como la manía de fornicar en papel

Brillantez, absoluta demencia, le he nombrado yo
Preguntaos acerca de mi faceta, de poeta de Mierda
La gente, me recuerda, cuando alguien dice Mierda
La gente, se amotina, contra dios, cuando me escucha

Típico, amanecer con un dogma entre las piernas
Saber, que no puedo escribir linduras, como antes, de mis penas
Amor entre las líneas, no recuerdo, aquello tan siniestro
Todo lo que evoco, es una metáfora solo entendible para el diestro


No soy, nada ¡Escuchad!, no tengo nada por que respirar
Ojala fuera una anomalía disfuncional, dentro de mi encéfalo particular
Pero no, es una obsesión de despertar siempre con el gris en la frente
Siempre con la empuñadora de la daga, clavada en mi corazón

Incluso la rima, me causa tedio, cuando se aburre el don de platón
Soy un monstruo, un engendro, que jamás nadie realmente amó
No te creo, no puedo con esta jodida sensación

¿qué soy?, ¿Qué debo creer, y dejar de caer?
¿Cómo?
¿para que?

De que manera, puedes ser tan increíblemente miserable
Recordándola, escuchando su voz, detrás de cada pared
Somos, y dejamos, Rascándote con mis Uñas de pedernal
Ojala por lo menos un leve rasguño, te pueda regalar....

sábado, 15 de septiembre de 2007

Obviamente No es por mi Rostro

Veremos, la camuflada fachada de un mosquito de cuatro lenguas
Y con aquel estribillo, nos anunciaran la lejana hora de la cena
Simplicidad autodenominada “cáncer” para los ávidos de paraguas
Ni yo comprendo lo que escribo, cuando estoy sangrando mi condena

Hoy no entiendo, por que tanta hermosura, es capaz de acercárseme
Obviamente no es por mi rostro, pues no es nada agradable para observar
Entonces, me detuve tratando de solemnemente ponerme a pensar
La sonrisa de una sirena muerta apareció en mi mente atrofiándome

Y suplique durante, dos o tres segundos quizás, y aun no podía recordar
En que momento la vida, solamente era un parque de abstracción juvenil
Y nuestros besos se convirtieron en una pintura roja, espesa y olorosa
Y no hay mas tristeza que de nuevo mirarnos rebuscar, en la maleza

Pero la dulce música de los anfibios crepusculares aparecerá de la nada
Y de nuevo nuestros cuerpos se unirán en una consagración eterna
De pestilencia, viscosidad, y nauseas