Mostrando las entradas con la etiqueta alma. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta alma. Mostrar todas las entradas

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Ni el título me abraza


Entre fuerza que me secuestra
y el delito de mirar en sigilo
paso parte de mis horas como ido y desaparecido.

Perdido como gota en el mar,
secuestrado de mi mente
y lanzado al calabozo de los huesos del día anterior a hoy
me detengo a centímetros de la libertad
pensando en su nombre de mujer.

Ella es mi sin remedio,
la lanza que atraviesa mi pelvis,
el manantial que evapora en mis ojos,
el hambre de mis manos que buscan,
en fin... una idea que me tiene zombie el alma.

Muerto en vida dirán muchos,
otros con su sátira sonrisa mientras me entero
que el reloj se izo para avanzar no para retroceder.

Aunque me hieran mil mordidas de perros caprichosos,
mil veces más entregaré el sensible de mi alma
bailando con la carne de mi piel un vals trágico
que por momentos grita en comedia.

Sé que perdí la afinación,
que las cuerdas se han volado de mi guitarra,
más tocar de palmas la madera
inquieta un extraño sonido por su cueva.

martes, 3 de junio de 2008

Creo vivir

En un abrazo, en un beso, en un "te amo"
el cielo pareció sonreír y dejó de llover
las gotas que empapaban mi rostro
ahora no son mas que suaves caricias
recordándome que de algún modo sigo viva.

El mundo podría haberse acabado en ese preciso instante
y no me hubiera importado, siempre he querido morir feliz
para no ser un alma errante que vague en recuerdos fríos.

Aún disfruto de su aroma que quedó impregnado en mí
cierro los ojos y puedo sentir sus labios en los míos
¡que amarga salvación he encontrado en tus brazos!
saber que en este momento eres mío y me haces fuerte
e imaginar que en algún momento el amor morirá,
porque te contaré vida mía, que aunque lo quiera ignorar
sé que soy lo suficientemente estúpida e insignificante
para que alguien me ame del modo en que tú lo haces.

Pero hoy todo es real, las heridas hasta parecen sanar
los recuerdos se difuminan, pero no desaparecen
y aún así, cuando no se borren completamente
el daño parace ir aplacando poco a poco dentro de mí.

E hipnotizada por tu aroma, sonriendo y creyendo ser feliz
no puedo decir otra cosas mas que, Te Amo...

domingo, 24 de febrero de 2008

Mediodía

Hasta ese día habían sido siempre las mismas palabras, los mismos silencios repetidos.
Las mismas caras y los mismos ojos que simulaban mirar a otro lado, mientras el corazón latía, y la sangre se agolpaba toda junta en el centro del alma.
Mientras lavaba los platos intentaba no escuchar, intentaba no pensar y evitar las lágrimas, esas lágrimas que nunca había querido mostrar... porque esa no era su pelea, no, no lo era. Inútilmente se repetía a ella misma "silencio, silencio, no escuches, no importa"... pero era inútil, ella sabía que por encima de esos pensamientos desbordaban las palabras, hirientes, como flechas que desgarraban los cuerpos de quienes las escucharan. Seguía lavando, rogando que no le tocara, porque nunca había una respuesta, esa no era su pelea... era de él y del mundo; no de ella ni de aquellos otros, solo de él y su mundo que siempre pendía del mismo hilo demasiado fino. Siempre había sido así, todos habitaban ese equilibrio vertiginoso, pero nunca caían, nunca había un stop, un final. Era la eterna repetición de lo mismo, las mismas situaciones, las mismas lágrimas, los mismos gritos, los mismos silencios y el mismo miedo. Ese miedo reinante, que no dejaba pensar, que bloqueaba los sentidos, lo había odiado desde pequeña. Años y años acarreando los mismos defectos sin poder corregirlos, porque eran más fuertes que la mente, se impregnaban en las mismísimas células y no se desprendían, no importaba lo que pasara, nunca iban a desprenderse. Sólo quedaba esperar, y suponer que el tiempo curaría aquellos cuerpos desagarrados de sentir, desgarrados de oír y callar.
Terminó de lavar y se quedó parada unos segundos en silencio, escuchando, pero no escuchaba nada, solo un murmullo. Sintió una gran angustia en el alma, pensando que a veces no sabía que era peor... si escuchar las palabras, o sólo sentir ese silencio desesperante. Comenzó a secar los platos, los guardó, barrió el piso, cerró las cortinas, apagó las luces y salió, con un último pensamiento en la mente: "Esta vida va a unirnos, o nos va a separar para siempre"...